sábado, 12 de mayo de 2012




Cada día que pasa me doy cuenta que escribir es lo único que llena un extraño vació en mi interior. Pero por otra parte estoy descubriendo que a medida que lleno ese vació necesito reescribir lo escrito hasta que la escritura no sea solo algo que llena vacíos. Cuanto mas reescribo, mas corpóreo es el resultado y entonces se convierte en un complemento absolutamente necesario, como las manos que uso para tipear esto y el vació vuelve con la necesidad de llenarlo con mas escritura. El infinito me pertenece gracias a la escritura.

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